
NACIMIENTO DEL MERCADO
Creación del mercado plaza central e inicio de un espacio clave para el comercio y la vida social de Tulcán.
Bienvenidos a este Tesoro Gastronómico y Cultural del norte del Ecuador, el Mercado Plaza Central del Buen Vivir en Tulcán.
En cada rincón se respira historia, tradición y la energía de un pueblo que mantiene vivas sus raíces a través de sus sabores, colores y costumbres.
Este mercado no es solo un lugar de compras, es un espacio vivo donde la tradición se entrelaza con la vida cotidiana. Un sitio donde la cultura se celebra cada día, entre recetas heredadas, historias compartidas y un espíritu comunitario que se siente en cada rincón.
Visitarlo es sumergirse en el corazón de Tulcán, reencontrarse con las raíces y ser parte de una experiencia que mezcla sabor, historia y orgullo. Porque el Mercado Plaza Central del Buen Vivir es más que un espacio físico, es un verdadero patrimonio que late con la fuerza de su gente.
El Mercado Central de la ciudad de Tulcán fue fundado en 1930. Este símbolo del intercambio y comercio se consolidó como emblema para la sociedad tulcaneña. Y es que el comercio ha sido una característica de los habitantes de la frontera colombo ecuatoriana.
Sus ancestros, los Pastos, tenían gran dominio del intercambio de productos, y conexión con sus alimentos, de allí proviene la herencia cultural que se conserva en espacios como el Mercado Plaza Central del Buen Vivir.

NACIMIENTO DEL MERCADO
Creación del mercado plaza central e inicio de un espacio clave para el comercio y la vida social de Tulcán.


RENACER DEL ESPACIO
Se inicia la reconstrucción y remodelación completa del mercado plaza central.


APERTURA DEL NUEVO MERCADO
Inauguración oficial del nuevo mercado “Plaza Central Del Buen Vivir”.


DECLARACIÓN GASTRONÓMICA
El mercado “Plaza Central Del Buen Vivir” de Tulcán es declarado mercado gastronómico y patrimonio vivo del Ecuador por parte del ministerio de turismo.

La gastronomía del Mercado Central Plaza del Buen Vivir constituye uno de los principales ejes culturales y sociales de Tulcán. Este espacio reúne una amplia variedad de productos y preparaciones tradicionales que reflejan la identidad culinaria de la región andina.
Los alimentos que se comercializan en el mercado provienen, en su mayoría, de pequeños productores locales, lo que garantiza frescura, diversidad y un vínculo directo con la agricultura de la zona.
El mercado se ha consolidado como un escenario de turismo gastronómico y vivencial. Visitantes nacionales y extranjeros encuentran aquí la oportunidad de conocer la cultura local a través de sus sabores.
El hornado es uno de los platos más representativos de Tulcán y de la zona norte del Ecuador. Preparado con carne de cerdo adobada y cocinada lentamente, es parte esencial de las celebraciones familiares y la vida cotidiana del mercado.
Este plato típico reúne granos, guisos y acompañantes que muestran la riqueza agrícola y culinaria de la región. Conocido como “cosas finas”, es una preparación que simboliza abundancia y creatividad popular, ofreciendo una combinación que forma parte del menú tradicional de los mercados serranos.
Reconocidos por su carácter nutritivo y reparador, los caldos de pata y de gallina forman parte de la identidad gastronómica de Tulcán. Preparados con ingredientes frescos y técnicas tradicionales, son considerados alimentos reconfortantes que reflejan la esencia de la cocina popular.
El quesillo fresco acompañado de miel, dulce de higo o de guayaba es un postre típico de la Sierra norte. Este plato sencillo, de raíces campesinas, mantiene viva la tradición de aprovechar productos locales en combinaciones que equilibran lo artesanal con lo natural.
Hechos a base de maíz y plátano, las tortillas y emborrajados son parte de las preparaciones más queridas en el mercado. Estas recetas tradicionales, fritas y servidas al momento, representan la importancia de lo artesanal en la alimentación local.
Los jugos naturales elaborados con frutas frescas de la zona se combinan crocantes y suaves buñuelos, formando una de las comidas más tradicionales del mercado. Esta dupla refleja la costumbre de acompañar bebidas refrescantes con preparaciones caseras que aportan sabor y calidez.
Aunque el tigrillo es típico de la Costa ecuatoriana, a base de plátano verde, huevo y queso, se ha ganado un lugar en las mañanas del Mercado de Tulcán. Junto al llapingacho, ambos platos reflejan la diversidad cultural y el intercambio gastronómico que caracteriza al país.
El pan tradicional en el mercado Plaza Central se elabora siguiendo recetas transmitidas por generaciones. Su aroma y sabor invitan a la permanencia de la panadería artesanal como parte de la gastronomía de la ciudad.
Los pasillos de frutas y verduras muestran la riqueza agrícola de la zona norte del país. Productos frescos, traídos directamente del campo, mantienen el vínculo entre agricultores y consumidores, y aseguran la diversidad alimentaria de la comunidad.
Este sector concentra granos, especias, abarrotes y productos no perecibles que son parte indispensable de la despensa de los hogares. Representa la importancia de la economía popular y la tradición de abastecimiento que sostiene a las familias tulcaneñas.
El área de cárnicos garantiza el abastecimiento de cortes frescos y de calidad para la población. Este sector no solo cumple un rol económico dentro del mercado, sino que también preserva prácticas de confianza y tradición en la venta de alimentos básicos.
Visitar el Mercado Plaza Central es vivir una experiencia de turismo que va más allá de lo convencional. Aquí entras en contacto con la esencia de Tulcán, los aromas que llenan el aire, las sonrisas de los comerciantes y la riqueza de los sabores que hablan de identidad y tradición.
En este espacio, cada encuentro se convierte en una experiencia única, donde el turista deja de ser espectador y pasa a formar parte de la vida cotidiana del mercado. Degustar un plato típico, conversar con los vendedores o descubrir productos locales es adentrarse en la cultura viva de la ciudad.
El Mercado Plaza Central no solo es un punto de visita, es un destino de experiencias que se lleva en la memoria y en el corazón, invitando a regresar siempre.
Andres Pascal (Director De Turismo Y Desarrollo De Tulcán)
El Mercado Plaza Central del Buen Vivir no es solo un punto de encuentro para locales y visitantes, es un destino reconocido a nivel nacional. En 2024, el Ministerio de Turismo lo declaró Mercado Gastronómico y Patrimonio Vivo del Ecuador, un título que refleja su enorme valor cultural y culinario.
Hoy, el Mercado Plaza Central del Buen Vivir es un referente turístico que invita a descubrir sabores únicos, compartir tradiciones y ser parte de una herencia que se mantiene más fuerte que nunca.
El Mercado Plaza Central del Buen Vivir es más que un espacio de comercio, es un símbolo vivo de la identidad de Tulcán. Cada pasillo refleja la historia de sus habitantes, desde la transmisión de saberes gastronómicos hasta la unión comunitaria que se teje día a día. Aquí la identidad se vive, se respira y se comparte en cada encuentro entre comerciantes y visitantes.
Es la organización representante de las y los comerciantes del Mercado Plaza Central de Tulcán. Más que una organización, es una gran familia que vela por sus derechos, impulsa el trabajo conjunto y mantiene vivas las tradiciones que los identifican.
Entre esas tradiciones están las celebraciones religiosas en honor a sus santos patronos, la Virgen Dolorosa y el Sagrado Corazón de Jesús. Cada año, los comerciantes se organizan para rendirles homenaje con misas y encuentros llenos de fe.
Para profundizar en esta dimensión patrimonial y simbólica, conversamos con el historiador y antropólogo Amílcar Tapia, quien ha dedicado su trabajo al estudio de la cultura y la memoria social. En esta entrevista, Tapia nos ayuda a comprender cómo el mercado trasciende lo económico para convertirse en un espacio de construcción identitaria, en el que se preservan tradiciones, saberes y vínculos comunitarios que dan sentido a la vida cotidiana de los tulcaneños.
Conoce a Segundo Pallares, joyero y relojero del Mercado Plaza Central, y el comerciante más antiguo de este espacio. Con 95 años de vida y 88 dedicados a su oficio, es un testimonio vivo de trabajo, tradición y permanencia. Su historia es parte esencial de la memoria del mercado y de Tulcán
El Mercado Plaza Central del Buen Vivir no solo es un espacio de comercio, es un reflejo de nuestra identidad tulcaneña. Aquí se vive la esencia de la ciudad en cada palabra, en cada acento y en la manera en que las personas interactúan.
Cada saludo, cada trato y cada intercambio comercial cuentan historias de cercanía, tradición y comunidad. El mercado no solo vende productos, también transmite costumbres, maneras de hablar y formas de relacionarnos que nos conectan con nuestra cultura y nos recuerdan quiénes somos.
Su valor identitario radica en la conservación de costumbres culinarias, el fortalecimiento de la economía popular y el papel que cumple como espacio de punto de encuentro social. Además, constituye un referente de patrimonio cultural inmaterial, ya que en él se preservan prácticas comunitarias, valores de reciprocidad y el sentido de pertenencia de la población tulcaneña.
Elaborado por: Mateo Reina